Una dona sense nom

La obra habla sobre la vulnerabilidad, de hasta qué punto podemos llegar a ser vulnerables. «Siempre, siempre estamos colgando de un hilo invisible…», afirma el personaje de la mujer en un momento determinado de la obra.
Sinopsi

Una mujer que vive en la calle llega a un albergue para personas sin techo. Al principio no quiere quedarse, se resiste a la idea de tener que ser acogida en una institución pública. Pero Toni, que es el trabajador social que la recibe, trata de convencerla para que se quede en el centro. Toni hace un esfuerzo por seguir trabajando y mantenerse lúcido, aunque lo está pasando muy mal porque hace meses que su hija adolescente se marcha de casa, está desaparecida y no ha recibido ninguna noticia de ella. Poco a poco, Toni y la mujer irán tejiendo una relación de complicidad improbable, hecha casi a contracorriente, hasta que el destino de los dos personajes acabará dando un giro radical e inesperado.

Interés y singularidad del proyecto

El punto de partida de esta obra es un personaje que, por un lado, vive en la calle, y otro que, por el otro, es padre de una chica que se ha marchado de casa y está desaparecida.

La obra habla sobre la vulnerabilidad, de hasta qué punto podemos llegar a ser vulnerables. «Siempre, siempre estamos colgando de un hilo invisible…», afirma el personaje de la mujer en un momento determinado de la obra. El texto apunta hacia la facilidad con la que podemos acabar situándonos al otro lado del espejo y convertirnos, sufriendo un giro inesperado, en esa persona que encontramos deambulando por la calle y a la que le queremos evitar de todas todas la mirada para no tener que confrontarnos. Confrontar el naufragio personal de una persona que quizá nos es desconocida y alinea pero que, si sufriéramos una serie de circunstancias paralelas a las suyas, podríamos llegar a ser nosotros mismos. Y eso nos da miedo. Y aunque no estemos dispuestos a reconocerlo, también nos genera un cierto rechazo. El rechazo y la aversión de caer nosotros mismos en un pozo sin fondo.

La obra nos habla también, y por tanto, de los prejuicios. De esas miradas muy a menudo distorsionadas e incluso tóxicas que viertemos sobre los demás, especialmente cuando estos otros son personas que, por el motivo que sea, son objeto de marginación social («Las miradas, tú no sabes qué son las miradas, o no te quieren mirar o te miran demasiado…», como bien dice el personaje de la mujer).

Notas sobre el montaje de la obra

El texto de la obra es, básicamente, un cara a cara dialéctico entre el personaje de la mujer, la mujer sin hogar, y Toni, el trabajador social. El ritmo de los diálogos, las pausas, la información escondida o implícita, el mundo oculto del subtexto de los personajes son muy importantes. Así como también construir el viaje, la trayectoria que cada personaje dibujará partiendo de un punto de partida muy determinado hacia un punto de llegada absolutamente diferente a través de la inversión de roles que experimentan.

A nivel de espacio escénico nos planteamos, de entrada, una puesta en escena bastante austera en cuanto a escenografía y atrezzo, poner el mínimo de elementos imprescindibles y trabajar muy bien el imaginario evocador de las proyecciones animadas, que queremos que hagan un acompañamiento poético y visualmente artístico de los diferentes paisajes por los que transita la obra, ya sean paisajes reales con sus elementos naturales correspondientes o paisajes interiores emocionales de los personajes. Todo este imaginario visual animado debe ir de la mano y poner de relieve de manera artística la acción dramática de la obra.

Ficha artística

Dramatúrgia i direcció: Ferran Joanmiquel
Actor: Javier Lázaro
Espai escènic, atrezzo, vestuari i il·luminació: Mercè Bosch i Maria Monseny
Fotografia: Michal Novak
Disseny gràfic del cartell: Arnau Torrente
Vídeo i teaser: Miki Daviu
Producció: Produccions Griot – Sala Mercantil

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